lunes, 11 de marzo de 2013

Efemérides de la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires


Efemérides de la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires.
Por Sergio Friedemann[1]

Primera parte. 11 de Marzo de 1973. Los regresos.

Hoy, hace 40 años, se venían los regresos. Volvía la democracia, porque después de 10 años los argentinos y argentinas volvían a votar, y después de 18 años, podían volver a votar al peronismo. Volvía también el peronismo al gobierno de la mano de Cámpora, y se esperaba que volviese Perón al país. Volvía la política, volvía el sueño de un país más justo, volvía la militancia sin prohibiciones. Pronto volverían a ser libres los presos políticos, como se prometía en la campaña electoral. En las universidades se esperaba el regreso de una universidad donde las clases trabajadoras tuvieran más protagonismo.


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El 11 de Marzo de 1973 el Frente Justicialista de Liberación Nacional arañaba el 50% de los votos. Cámpora vencía a Balbín, de la Unión Cívica Radical, que apenas pasó el 21%. Se cerraba una etapa y se abría otra en la historia reciente de nuestra argentina. Desde 1955 y hasta 1973, la prohibición del partido político mayoritario llevó al movimiento peronista a la resistencia. Argentina no fue indiferente a un contexto internacional en el que las juventudes del planeta agudizarían sus sensibilidades políticas. Revolución Cubana, Mayo Francés, luchas por la descolonización y movimientos de liberación nacional en buena parte del “tercer mundo”, y también el Concilio Vaticano II que llevaría a buena parte del cristianismo a la “opción por los pobres”, fueron factores exógenos que se articularon con las particularidades nacionales. La interrupción de la democracia en el ´55, y la continua imposibilidad del pueblo argentino para realizar en democracia sus opciones políticas, llevaría a muchos jóvenes a tomar la opción armada como vía para acceder al poder. Así creció el peronismo en la resistencia y también su variante socialista. Variantes diversas del peronismo y del marxismo se articularon dando lugar a una gran red de relaciones políticas denominadas “peronismo revolucionario”, “izquierda nacional”, “socialismo nacional”, “nacionalismo popular revolucionario”, entre otras. Las izquierdas argentinas se fracturaban según la lectura que hacía cada sector del fenómeno peronista.

La izquierda peronista pronto comenzó a ser denominada en forma amplia como la “tendencia revolucionaria” del movimiento. Incluía a Montoneros, a las Fuerzas Armadas Revolucionarias, a Descamisados, a las Fuerzas Armadas Peronistas, al Peronismo de Base, entre otras. Izquierdas y derechas del peronismo se adjudicarían encarnar su verdadera esencia, acusando a los otros de infiltrados. “Patria socialista” y “patria peronista” expresaban diferentes traducciones de lo que debía significar la “liberación” y la “reconstrucción nacional” que se anunciaba. Pero la opción armada para acceder al gobierno no hizo falta. El dictador Lanusse propuso una transición a la democracia por medio del “Gran Acuerdo Nacional”. Se llamaría a elecciones y el peronismo, pero no Perón, podría participar. Las armas, de todos modos, no serían enterradas.

El regreso de la democracia fue el marco apropiado para el ingreso de miles de jóvenes a la política. La juventud tuvo, de hecho, un enorme protagonismo en la campaña electoral, y las organizaciones enfrentaron un gran crecimiento cuantitativo. El reparto de cargos y listas legislativas reflejarían un armado político heterogéneo, y la “Juventud Peronista” tendría un protagonismo relevante. Lograría ocho bancas en la cámara de diputados nacionales, varias gobernaciones provinciales y algunos ministerios afines. Ese será el caso del ministerio de Educación, que quedaría en manos de Jorge Taiana. Particularmente la “juventud maravillosa”, al decir de Perón, tendría una gran participación en el destino de las universidades nacionales. En el caso de la Universidad de Buenos Aires, Rodolfo Puiggrós, un historiador marxista, sería elegido rector. Pero esa historia se conocerá recién el 29 de Mayo.

Por ahora, en la Universidad se aguardaba la asunción de las nuevas autoridades con buena parte de las facultades tomadas. Las agrupaciones peronistas, pero también las de otras tradiciones políticas, demandaban el levantamiento de las restricciones a la participación política en los “claustros”. A la vez, una de las mayores aspiraciones era la de una “universidad abierta al pueblo”, teniendo en cuenta que desde 1955 se habían reinstalado los exámenes de ingreso, los cupos y en algunos casos el pago de aranceles. También, que la universidad forme profesionales al servicio de las necesidades reales del país y su población, ya que se denunciaba que los planes de investigación y la formación recibida tenían más que ver con los intereses del “imperialismo” y de las “empresas multinacionales” que del propio “desarrollo nacional”, como había escrito Jauretche al referirse a la “colonización pedagógica”. Por último, algunos aguardaban también que la “nueva universidad” impulsara una relación de enseñanza-aprendizaje que otorgue mayor protagonismo a los estudiantes, modificando la tradicional relación autoritaria de las clases magistrales. En definitiva, se trataba de institucionalizar experiencias político-pedagógicas que durante los años sesenta habían emergido desde los márgenes de la universidad oficial, aquella que Onganía había inaugurado con la “noche de los bastones largos”. Era el caso de las “cátedras nacionales”.

Pero las nuevas autoridades asumirían dos meses y medio después. Ahora había que esperar los tiempos institucionales. Mientras tanto, las organizaciones peronistas que en las universidades eran afines a la “tendencia revolucionaria”, planificaban su unificación bajo el nombre de “Juventud Universitaria Peronista”, que se lanzaría en Abril de 1973. A la JUP le esperaba un gran protagonismo en el diseño y ejecución de las políticas universitarias.

Continuará...



Sergio Friedemann
11/3/2013



[1] (IIGG-UBA/CONICET). Lic. y Prof. en Ciencia Política (UBA). Becario de Conicet y doctorando en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires con el proyecto de investigación “Una reforma universitaria inconclusa. Emergencia, institucionalización y crisis de la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires (1966-1976)”, bajo la dirección de la Dra. Sandra Carli.

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