En el debate parlamentario por la ley de Universidades Nacionales, en Marzo de 1974, el entonces senador radical expuso los lineamientos del radicalismo, que votó a favor de la “Ley Taiana”
Fuente: Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores, días 7 y 8 de Marzo de 1974.
Afiche de campaña presidencial
(imagen tomada de http://www.despatriados.com/elchoudelclio2.asp)
“Traemos estos recuerdos que en la perspectiva histórica constituyen episodios que han ido cimentando el concepto mismo de la universidad y del país, y han ido ayudando a servir a la causa de la liberación en que los grandes sectores populares están coincidiendo en el presente”.
“Todo el país aporta su esfuerzo a la tarea de la reconstrucción y la universidad debe dar el suyo. Y el primer problema es saber entonces cuál es la universidad que queremos. Esto implica refirmar, desde luego, el país que queremos realizar: un país con justicia social que exalte la personalidad del hombre, libre de influencias extrañas y de privilegios, liberado en lo cultural y en lo económico…”
“A partir de hoy es preciso afirmar la conciencia de que la universidad es un ámbito de trabajo creador, que no mira hacia dentro de sus claustros, sino hacia el país y sus necesidades. Un trabajo igual al que so cumple fuera de ella, con el mismo sentido social de contribuir a la liberación y el cambio y a la solución de los grandes problemas nacionales.”
“Es preciso agregar que también es fundamental la integración latinoamericana de la universidad argentina.”
“Al asumir su compromiso con la realidad, la universidad servirá uno de los objetivos básicos, que es la ruptura de la dependencia (…). La universidad no tiene partido, pero participa de la gran política nacional, en cuya base está la causa popular de la liberación.”
“Es que la universidad debe servir para aumentar y consolidar la capacidad de autodeterminación del país, que sin ella y sin la actitud protagónica del pueblo no podrá lograrse. Para avanzar en el progreso y la liberación hace falta la fuerza creadora e impulsora de la universidad. Esto nos lleva, señor presidente, a otra cuestión fundamental de la universidad que queremos: si ha de insertarse en el país debe estar abierta al pueblo. La tarea de contribuir a la solución de los problemas nacionales no es una misión para elegidos ni un derecho de grupos selectos. Es una tarea, una misión y un derecho para todos. Todos, absolutamente todos, se ha dicho con razón, tendrían que tener algún posible lugar en la universidad.”
“Es necesario superar las diferencias entre trabajo manual e intelectual.”
“La universidad, para servir al país, debe proyectar la investigación técnica y científica para ligarla a los problemas nacionales, a partir de nuestra propia realidad económica, social, cultural y científica. Es preciso coordinar toda la acción en el campo de la investigación nacional, cuyo epicentro nosotros lo ubicamos en la universidad. La investigación precisa objetivos centralizados para el máximo aprovechamiento de nuestros recursos y la coordinación de las tareas, evitando la dispersión de los esfuerzos y de los medios. Debe atender a los requerimientos de nuestro desarrollo. Sólo con una investigación coherente, coordinada, vinculada a nuestras necesidades, lograremos la liberación del neocolonialismo tecnológico, que es otra forma sutil, pero igualmente efectiva, de la dependencia.”
“La cultura nacional es un anhelo insoslayable y el resultado natural en un proceso de consolidación del país. Supone recoger todo lo valioso de nuestro ser nacional y lo que sea útil a nuestro desarrollo independiente, con espíritu libre, sin falsas xenofobias, comprendiendo que el desarrollo es un proceso global y no puede escindirse, como no sea por fines exclusivamente metodológicos o didácticos, en fases económicas, políticas y culturales. Todas se yuxtaponen e interpretan; de ahí que la formación y afirmación de la cultura nacional sea básica para lograr la verdadera emancipación del país y, por eso, la responsabilidad de la universidad en torno de ella constituye un rol decisivo que no puede dejar de asumir, para lo cual debe recogerla, preservarla y participar en su creación y transmisión.”
“Así como queremos liberarnos del imperialismo económico, es preciso superar la valla del imperialismo cultural estrechamente interrelacionado con aquél. Para esto la universidad debe abrirse receptivamente a las expresiones del ser nacional, recogiendo las manifestaciones de la sociedad y mirando las necesidades del país.”
“Si, con el esfuerzo común, logramos ver a la universidad alentando la formación de una conciencia en torno a su verdadera misión, integrada al país, cercana a su pueblo, enriqueciendo nuestra cultura, sirviendo a la liberación nacional, vitalizada con la participación juvenil, abierta al diálogo y respetuosa de las ideas, podremos pensar que hemos servido a la causa de la Argentina y de Latinoamérica. Nada más. (Aplausos.)”
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