Ayer vimos la peli del che. Vicios del oficio, daban ganas de tener un cuadernito y tomar nota. Habrá que verla de nuevo. Pero un pensamiento atraviesa el transcurrir del film. Tristán, entregá la data! En realidad, los que tienen que entregar la data son los milicos bolivianos. Evo, supongo que hace lo que puede. Y lo que Tristán demostró que ya puede ser público, por favor, a publicar, muchachada.
Lo cierto es que, sin saber qué tanto por ignorancia propia, y qué tanto por la aparición de nuevos documentos que ahora Bauer restituye al público, uno se va enterando de cosas, o detalles, que desconocía. El documental es una excelente biografía del Che, que algunos critican por falta de objetividad que no nos preocupa a los que nos dedicamos al estudio de lo social y sabemos que esa objetividad, si no es imposible, no aporta.
De los posibles interlocutores del film, claramente la película apunta a muchos de ellos. Me hubiese gustado ver más jóvenes en la sala que sesentistas que tararean a Victor Jara por sobre la butaca de atrás. Para los que ya hemos leído acerca de la revolución cubana, y además nos involucramos con alguna idea de transformación social, la película invita a seguir pensando las prácticas -aciertos y errores- del che, y sobre todo, de los seguidores del che. No para maljuzgarlos con el diario del lunes, sino para apropiarnos de una historia, hacerla propia, que es hacer otra historia. Entonces, una crítica de Ernesto Guevara se hace necesaria. Pero no para matarlo dos veces sino para revivirlo por enésima vez. Y solo es el destinatario de esa crítica el que se asume como resucitador. Es una crítica desde la admiración.
Pero no espere el lector de estas líneas que esa crítica sea hecha aquí y ahora. El que escribe no cree estar en condiciones de hacerla. Pero algunas preguntas me invitan a repensar cuestiones ya pensadas, aquellas de la vanguardia, del foquismo, de la patria. Y de la revolución, por supuesto. Pero de qué revolución. Y cómo, que no es lo mismo pero es igual.
Si este texto fuese algo serio, en vez de preguntarme a qué errores se refiere el Che tras la derrota del Congo, tendría que ir a buscar a los libros. Pero estas líneas no pretenden ningún tipo de seriedad académica. Dice el che, errores y enormes enseñanzas que dejan el duro sabor de la derrota, o algo así. Errores que no hay que repetir. Y lo dice antes de irse a Bolivia. ¿A qué se refiere? ¿Alguien sabe?
Me saco el sombrero y pregunto si el error no es irse al Congo, irse a Bolivia. Irse. (De Cuba, a esa altura su patria). Me pregunto si ese error tiene algo que ver con el cambio del Che, al firmar “victoria o muerte” en lugar de “patria o muerte”. Si la desaparición de la palabra patria va de la mano con su versión del internacionalismo. A pesar de haber firmado
Hasta la Victoria.
Siempre, Patria o Muerte
Y que Fidel haya entendido: Hasta la victoria siempre, patria o muerte.
Pero luego el che empezó a firmar Victoria o Muerte. Ya no hay patria para el che. La patria es américa, luego es el tercer mundo, y termina siendo de nuevo América. ¿Si todo es la patria, nada es la patria? Claro que existe la patria grande. Pero existe como idea, como proyecto que se puede construir, y de hecho se están poniendo algunos ladrillos últimamente. Pero la nación es la nación. ¿Que es artificial? Por supuesto. Pero es.
Claro que el internacionalismo no siempre es incompatible con el nacionalismo. Sino pregúntenle por derecha a los del plan cóndor y por izquierda al peronismo revolucionario de los setenta. Estos últimos, muchos de ellos, han reconocido -ya en los ochenta o después- la gran influencia que ejerció la revolución cubana y el che para la propia historia, y también han reconocido, algunos, errores que tienen que ver con el vanguardismo foquista. Esa idea de que si somos 10 gatos locos no importa. Pero el che no es “puramente” un vanguardista foquista. No es extremadamente “guevarista”, si se me permite. (¿Acaso Marx no es a veces medio trosco?) No es el extremo de esa idea. Hay tensiones en el che. ¿Por qué cuándo en Bolivia son tan poquitos, y casi todos extranjeros, escribe que necesitan al menos 20 bolivianos más? Entonces la patria existe. Algunas enseñanzas, desde mi humilde opinión. La patria existe, la realidad nacional existe y hay que conocerla bien para actuar sobre ella. Es más, hay que sentirla. El Che, sin duda, llegó a sentir la realidad cubana, y los cubanos le fueron dando mayores lugares de responsabilidad a medida que caminaban por la sierra. No cayó en paracaídas ni bajó de un plato volador cuando fue a Cuba. ¿Puede decirse lo mismo del Congo? ¿Y de Bolivia? ¿En qué medida para cada uno de esos casos? La enseñanza, en todo caso, es que cuando el internacionalismo es puesto en contraposición al nacionalismo, en lugar de integrar dialécticamente lo interno y lo externo, se corre el riesgo de intentar trasplantar mecánicamente un hecho histórico, situado históricamente, en tiempo y lugar, fruto de UNA historia siempre irrepetible. El problema del vanguardismo y del foquismo no es que no funcione. Funcionó, y no de cualquier manera. Funcionó tal como se llevó adelante. Y no en cualquier lugar, funcionó en Cuba en la década del 50, con las características de ese país y en ese momento. Características que no voy a siquiera sintetizar, pero sí recordar que se trataba de un régimen dictatorial. Lo recuerdo porque últimamente me viene a la cabeza que la lucha armada tuvo consenso allí donde la democracia no existió. “Perón vuelve” era la consigna que daba legitimidad masiva a la vía armada. Eso creo. Y si la legitimidad, la hegemonía o el consenso importan, es justamente por la cuestión del vanguardismo foquista. Pero el che también había dicho, “no se puede ser revolucionario sin revolución”. Una máxima que parece obvia, pero que muchos admiradores de Guevara podrían repasar una y otra vez.
Sergio F.
Domingo 24/10/10
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